miércoles, 27 de abril de 2016

Dimensión Psíquica del Conocer - Neoconductismo y Psicoanálisis

    Profesora: Antonella Mármol Vila.
    Asignatura: Filosofía.
    Curso: 2º B.D.
Dimensión Psíquica del Conocer

¿Cómo definir la psicología?

“La PSICOLOGÍA es la ciencia de la conducta del hombre, en tanto que ser concreto, social e histórico, que se manifiesta con una vida consciente, de relación con el mundo, como expresión de su vida inconsciente de fantasías, angustias, mecanismos y defensas”.
Tosar, M. Ángel; “La psicología y sus direcciones”.

Introducción

– Material seleccionado de la obra “Introducción a las teorías psicológicas”
de Sandra Carro y Patricia de la Cuesta –

Wilhelm Wundt (1832-1920)  fisiólogo, psicólogo y filósofo estructuralista alemán, fundó en 1879 el primer laboratorio de psicología experimental, en Leipzig, a partir de lo cual la psicología obtuvo el reconocimiento de su carácter científico.

La Psicología Experimental (también denominada como psicología clásica o tradicional) tiene tres pilares básicos:

1)      Objeto de estudio: Los fenómenos de conciencia.
2)      Método: Combina la experimentación con la introspección.
3)      Enfoque: Atomista y asociacionista, que explica los fenómenos más complejos dividiéndolos en unidades más simples.

En el siglo XX, a partir de las críticas a las limitaciones prácticas de la psicología experimental, la psicología como disciplina se diversifica en cuanto a su objeto y método de estudio, dando lugar a nuevos marcos teóricos. Se denominan Escuelas Modernas a los sistemas conceptuales de Conductismo, Teoría Gestáltica y Psicoanálisis, los cuales mantienen algunos principios de la psicología clásica y critican otros.

š    El Conductismo de Watson

John Watson (1878-1958) fue el máximo representante de un fuerte movimiento contrario a la psicología tradicional, el cual afirma que la conducta del ser humano es el objeto de la psicología”. Insistió en el hecho de que al estudiar la conducta animal puede dejarse de lado la conciencia y estudiar simplemente lo que el animal hace. Se pregunta: ¿Qué nos impide hacer lo mismo cuando estudiamos seres humanos? La conducta es real, objetiva y práctica, en tanto que la conciencia pertenece al reino de la fantasía.
En su obra “El conductismo” (1930), Watson describe la situación que dio lugar al nacimiento de su teoría: “En sus primeros esfuerzos por lograr uniformidad en el objeto y métodos, el conductismo comienza a plantear el problema de la psicología barriendo con todas las concepciones medievales y desterrando de su vocabulario científico todos los términos subjetivos como sensación, percepción, imagen, deseo, intención e inclusive pensamiento y emoción según las define el subjetivismo”.
El proyecto conductista implica la integración de la psicología a las ciencias naturales. Queda explicitado en este fragmento la fuerte influencia del positivismo y el deseo de alcanzar los niveles de efectividad y prestigio social del que, en ese entonces, gozaban las demás ciencias.
Bajo el subtítulo “El programa conductista” Watson caracteriza así su proyecto: “El conductista pregunta: ¿Por qué no hacer, de lo que podemos observar, el verdadero objeto de la psicología? Limitémonos a lo observable y formulemos leyes sólo relativas a esas cosas. ¿Qué es lo que podemos observar? Podemos observar la conducta: lo que el organismo hace y dice. Y apresurémonos a decir que hablar es hacer, esto es, comportarse. El hablar explícito o con nosotros mismos (pensar) representa un tipo de conducta tan objetivo como jugar béisbol”.
Cuando Watson define el objeto de estudio (la conducta) lo hace determinado por el método: “limitémonos a lo observable”. Esto lo obliga a jerarquizar lo que se ve por encima de lo central del fenómeno subjetivo: hablar será mover músculos de la garganta, pensar será contraer ciertas zonas del cuerpo, sentir será segregar ciertas hormonas…

La relación estímulo-respuesta

“La regla que el conductista jamás pierde de vista es: ¿Puedo describir la conducta que veo en términos de estímulo-respuesta? Entendemos por estímulo cualquier objeto externo o cualquier cambio en los tejidos mismos debido a la condición fisiológica del animal (…) Entendemos por respuesta todo lo que el animal hace, como volverse hacia o en dirección opuesta a la luz, saltar al oír un sonido, o las actividades altamente organizadas, por ejemplo: edificar un rascacielos, dibujar pianos, tener familia, escribir libros, etc.”.
En “La psicología tal como la concibe un conductista” (1913) afirma que la conducta humana puede estudiarse tan objetivamente como el funcionamiento de las máquinas. La conciencia, en tanto no es objetiva, no es válida científicamente. Por conducta Watson entendía algo tan concreto como el movimiento de los músculos y las secreciones glandulares: el habla es el movimiento de los músculos de la garganta, el pensamiento es un “habla sub-vocal”, los sentimientos y las emociones son conductas fisiológicas. [1]
Watson se muestra interesado por superar el dualismo mente-cuerpo, sin embargo resuelve el problema eliminando el polo mental y reduciendo el hombre a un organismo, cuyo comportamiento puede explicarse por condicionamientos y actos reflejos. Pero entonces… ¿Cómo diferenciar la psicología de la fisiología? Pues bien, “la fisiología se interesa en el funcionamiento de las partes de animal: por ej.: el sistema digestivo, circulatorio, nervioso, los sistemas secretorios, la mecánica de las reacciones nerviosas y musculares. En cambio (…) al conductismo le importa intrínsecamente lo que el animal hace desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la mañana”.
Para Watson, la conducta pone en juego todo nuestro cuerpo. Existen respuestas dominantes que se destacan a la observación, pero no son las únicas.

El aprendizaje como modelador del comportamiento

Resulta interesante realizar un paralelismo con relación a las ciencias naturales, las cuales tienen un claro objetivo: incrementar el poder del hombre sobre la naturaleza, manipularla parea su servicio. ¿Pero qué sucede cuando se trata de manipular el comportamiento de los hombres? Este aspecto encierra una concepción autoritaria del lugar de la ciencia en la sociedad y que origina los mayores cuestionamientos éticos sobre la “psicología objetiva” postulada por Watson.
Para Watson, todo lo que heredamos es nuestro cuerpo y unos pocos reflejos. Las diferencias entre los individuos se deben a la conducta aprendida. Nuestra conducta es una cuestión de reflejos condicionados aprendidos por lo que hoy se llama “condicionamiento clásico”. Si un nuevo estímulo actúa asociado con el estímulo incondicionado original, después de varias asociaciones, el nuevo estímulo desencadena la respuesta. Este mecanismo – descrito por Pavlov – hace que cada respuesta del repertorio original pueda producirse por una variedad de nuevos estímulos, por ejemplo:

Alberto, un bebé de once meses jugaba con una ratita sin dar señal de miedo. Luego, en ausencia de la rata, se golpea un gong. Esto hizo que Alberto se asustara y llorara. Este ruido se repitió varias veces en el momento en el que se le presentaba la rata, reproduciéndose en el bebé la reacción de llanto. En determinado momento, se le presentó la rata (sin ruido) y Alberto reaccionó con una conducta idéntica a la que inicialmente desencadenara el gong. La rata se había convertido en el estímulo condicionado para el miedo. Se trataba de una reacción de miedo aprendida.

Según Watson, el condicionamiento explica todas las reacciones emocionales.
Para finalizar, es importante subrayar que hay dos aspectos destacables de la postura de Watson:
1)      Su objetivo de anticipar y fiscalizar la conducta humana.
2)      Su concepción del aprendizaje, que centra las causas del comportamiento humano en los factores ambientales. Esto jerarquiza el papel de la educación, de las experiencias de vida y abre la posibilidad de la reeducación como modificación del comportamiento alterado.

š    Neoconductismo

– Material seleccionado de la obra “Terapia del Comportamiento
Principios básicos de psicología conductista” del Dr. J. Alberto Chertok [2]

Conceptos básicos

Conducta – Cuando hablamos de conducta o comportamiento nos referimos habitualmente a la acción voluntaria y visible de un ser vivo. En psicología conductista, sin embargo, el término tiene un alcance mucho mayor. Hablamos aquí de conducta para referirnos a toda actividad desarrollada por un organismo vivo. Los comportamientos pueden ser evidentes para un observador, como cuando un individuo camina o habla. Estas conductas son intencionales, es decir, el individuo las experimenta como voluntarias, pero existe otro grupo de comportamientos que incluyen respuestas involuntarias del organismo frente a ciertos estímulos. Si un auto frena bruscamente cerca de nosotros reaccionamos con una descarga de adrenalina y una aceleración de los latidos cardíacos.
Los fenómenos que hemos considerado hasta aquí se conocen como conductas manifiestas, porque son directamente objetivables. Llamamos conductas privadas o encubiertas a fenómenos subjetivos como los pensamientos, ideas, expectativas, afectos y emociones cuya ocurrencia no puede ser constatada directamente por el observador. Se accede a ellas de forma indirecta, a través de la verbalización del sujeto que las experimenta o por el efecto que tienen sobre la conducta manifiesta.
La conducta privada está sujeta a los mismos principios que explican el comportamiento visible, de modo que los pensamientos e imágenes que evocamos en una situación determinada no ocurren al azar: son respuestas a estímulos presentes en el contexto en que surgen y dependen de nuestra historia previa de aprendizaje.

Aprendizaje – La mayoría de nuestras conductas fueron adquiridas después del nacimiento y a lo largo de la vida. Este proceso de adquisición de nuevos comportamientos se conoce como aprendizaje. La adquisición de patrones específicos de conducta, incluyendo nuestros valores, actitudes y puntos de vista, depende de nuestra interacción con el medio familiar, social y cultural en el que vivimos. No obstante, la conducta no refleja siempre los patrones familiares, sociales y culturales, porque los sujetos no son receptores pasivos de la influencia del medio; ellos actúan, a su vez, sobre su entorno al que pueden modificar. El aprendizaje no es un proceso unidireccional, sino una compleja secuencia de interacciones.
Roger Tarpy lo define como “un cambio en la conducta relativamente permanente, que ocurre como resultado de la experiencia”.
No todas nuestras conductas son aprendidas; poseemos también un repertorio de respuestas innatas, por ejemplo: nacemos con la capacidad de contraer la pupila cuando la luz incide sobre ella.

Método experimental – El repertorio de conductas que posee un sujeto, incluyendo sus ideas, valores, respuestas emocionales y el modo como procesa la información, se desarrolla a partir de sus experiencias. ¿Cuáles son los principios que regulan la adquisición y mantenimiento de nuevas conductas? Si descubrimos como se aprende a reaccionar con temor frente a situaciones que no revisten peligro, habremos explicado el desarrollo de las fobias. En otras palabras, el conocimiento de los principios del aprendizaje nos permite comprender el origen de las conductas inconvenientes y modificarlas con fines terapéuticos.
La idea es entonces que los comportamientos no ocurren al azar, sino que siguen ciertas reglas. Dada una constelación causal “A”, ocurre un efecto “B”; otra manera de expresarlo consiste en hablar de variables independiente (V.I.) y dependiente (V.D.) respectivamente.
El método experimental se ha utilizado para establecer los principios básicos de aprendizaje. Estudios permitieron identificar las variables que facilitan o inhiben la incorporación de conductas a través de la observación, dando lugar al modelo de aprendizaje imitativo. Un modelo de aprendizaje es un conjunto de leyes o principios que explican bajo qué condiciones se adquieren, se mantienen o se suprimen determinadas respuestas. El estudio experimental de la conducta se utiliza tanto para establecer los principios generales del aprendizaje como para modificar el comportamiento con fines terapéuticos. Por ejemplo:

El psicólogo de la institución es llamado para analizar y tratar la “mala conducta” de un alumno. Constata que el chico recibe considerable atención por alterar el orden, ya que su maestra lo exhorta repetidamente a callarse y permanecer quieto. Concluye que es precisamente esa atención la que está manteniendo la conducta inadaptada y elabora una estrategia para modificar la situación: instruye a la maestra para que ignore al chico cada vez que altera el orden y le dedique en cambio su atención e interés exhiba un comportamiento adecuado. La V.D. es la conducta que se desea modificar, sin embargo definirla como mala conducta es ambiguo, poco preciso, es necesario describirla con precisión. La conducta problema consiste en pararse, hablar en voz alta, deambular por el salón sin autorización. La misma precisión ha de aplicarse a la V.I. ¿Qué significa exactamente prestar atención? El diseño que se aplicará se conoce como ABAB: Se registra la frecuencia con que ocurre la conducta sin tratamiento (A), luego se introduce el tratamiento y se registran los cambios en la conducta (B), si ésta varía en la dirección prevista es probable que el programa sea el responsable del cambio. Sin embargo, el cambio podría atribuirse a factores ajenos al tratamiento, por lo cual hay que comprobarlo, para ello, se retira el tratamiento volviendo a prestar atención a las conductas inadaptadas (A), las conductas deberían retornar a sus valores iniciales. Introduciendo nuevamente el tratamiento, (B) la conducta vuelve a disminuir.

Referencia histórica

La Terapia del Comportamiento tiene lugar después de la Segunda Guerra Mundial, desarrollándose lo que se conoce como Neoconductismo. Las nuevas orientaciones conductuales difieren mucho de sus antecesores watsonianos. A partir de la década del ’30, tuvo lugar en EE.UU. el desarrollo del Condicionamiento Operante como resultado de los trabajos de B. F. Skinner y colaboradores. Skinner estudió la adquisición y mantenimiento de los comportamientos que habitualmente se consideran voluntarios, describió los principios que regulan la instalación y pérdida de este tipo de conductas y dio lugar al paradigma teórico llamado condicionamiento operante.

Condicionamiento Operante

El condicionamiento operante hace referencia a los comportamientos emitidos con una finalidad o propósito, los cuales operan sobre el entorno. A los cambios que promueven en el entorno estas conductas, se les denomina consecuencias.
El principio básico del condicionamiento operante establece que la emisión de una conducta depende siempre de sus resultados, vale decir que la conducta está controlada por sus consecuencias inmediatas.

Reforzamiento – Una conducta es reforzada cuando las consecuencias que genera aumentan su probabilidad de ocurrencia futura. El proceso de reforzar la conducta se conoce como reforzamiento y existen dos tipos:

1)      Reforzamiento positivo: Cuando el individuo obtiene algo luego de emitir la respuesta. Este tipo de reforzamiento se conoce también como reforzamiento por presentación de un reforzador, debido a que el incremento en la probabilidad de la conducta se obtiene presentando un evento como consecuencia de la misma.

2       2)      Reforzamiento negativo: Consiste en evitar una conducta. Desarrolla una conducta para evitar            otra, por ello es negativo. También se le conoce con el nombre de reforzamiento por retirada de           un suceso aversivo y los eventos que se suprimen son reforzadores negativos.


A continuación presentaremos un ejemplo también de reforzamiento negativo, en este caso, de condicionamiento de huída o de escape. En este caso, el suceso no deseado está presente y la conducta está destinada a hacerlo cesar.

Es de destacarse que además del proceso de reforzamiento, la Terapia del Comportamiento trabaja otros procesos que tienen que ver con el condicionamiento de nuestras conductas, tales como la extinción, la saciedad, el castigo, la discriminación, la generalización y el moldeamiento.

š    El Psicoanálisis de Sigmund Freud

Sigmund Freud (1856-1939) nacido en Moravia (actual Checoslovaquia), fue un neurólogo y psiquiatra austríaco. Recibe toda su instrucción en Viena, cuidad a la que se traslada su familia cuando él tenía cuatro años. En 1873 inicia sus estudios de Medicina y en 1881 se gradúa de médico. Posteriormente, accede a una beca de estudios en París y allí conoce a Charcot, cuyas experiencias con hipnosis en pacientes histéricas marcan la formación de Freud.
En 1989 viaja a Nancy donde es testigo de las experiencias de Bernheim con pacientes, mediante las cuales tuvo la impresión de la existencia de “poderosos procesos anímicos que permanecían ocultos a la conciencia”, impresión que anuncia lo que posteriormente fue su “hipótesis del inconsciente”.
Además, emplea la hipnosis no solo como sugestión, sino “para hacer que el enfermo me revelase la historia de la génesis de los síntomas”, antecedente de lo que luego sería su método psicoanalítico.
Cuando vuelve a Viena comienza sus observaciones de pacientes histéricas junto a Breuer, junto con quien publica “Estudios sobre la histeria” en 1895, obra en la cual acentúan la significación de la vida afectiva y la importancia de la distinción entre “actos psíquicos inconscientes y conscientes”.
En 1899 publica “La interpretación de los sueños” y en 1901 “Psicopatología de la vida cotidiana”. Ambas obras tienen un interés básico: trascender la psicopatología y fundamentar la hipótesis del inconsciente como “necesaria y legítima”, debido a su capacidad de explicar fenómenos como los sueños, los actos fallidos y los síntomas neuróticos. Según Freud, la interpretación del fenómeno onírico (los sueños) es la “Vía Regia” para el estudio del inconsciente.

El aparato pquico según el Psicoanálisis

Es preciso tener presente que “la división de lo psíquico en un psiquismo consciente y un psiquismo inconsciente constituye la premisa fundamental del psicoanálisis”. El inconsciente se define como un sistema diferenciado de la conciencia, de la cual la separa un elemento activo, dinámico y selectivo: la represión. Al inconsciente se accede a través del análisis de los “retoños del inconsciente” (sueños, actos fallidos y síntomas neuróticos) y mediante la “libre asociación”, que constituye la regla básica propuesta al paciente en el método psicoanálitico y consiste en la renuncia a toda crítica o selección de ideas diciendo todo aquello que le viene a la mente: “dejemos hablar al paciente de lo que quiera y atengámonos a la presuposición de que (en la situación analítica) no puede ocurrírsele cosa alguna que no dependa indirectamente del complejo inconsciente buscado”.
El Psicoanálisis de Freud plantea el psiquismo como una estructura heterogénea, con sistemas o instancias diferenciadas, con sus propias leyes y en conflicto entre sí, la vida psíquica sería entonces una evolución incesante de fuerzas elementales, antagónicas, compuestas o resultantes, es por todo ello que plantea un método propio para el estudio de los procesos psicológicos: el método psicoanalítico. Freud reemplaza la introspección por el relato.
 El Psicoanálisis también jerarquiza el rol de la sexualidad y teoriza acerca del conflicto del hombre con la cultura.
Es importante señalar que, cuando Freud se refiere a la mente humana, utiliza la palabra “aparato”, a fin de: por un lado, subrayar la capacidad que tiene la mente para la transformación de la energía psíquica, y por otro lado, señalar la existencia de “partes” o “instancias” que modulan y controlan los recorridos de dicha energía. La Primera Tópica dividió el aparato psíquico en tres niveles, a saber: Inconsciente, Preconsciente y Consciente y la Segunda Tópica (que no se opone a la primera sino que la integra) también en tres instancias o dimensiones psíquicas, a saber: Ello, Súper-yo y Yo.
                                      
Primera Tópica

Ø    El Inconsciente – Es la sede de los conflictos reprimidos de carácter sexual y emocional que no tienen lugar en la conciencia por efectos de la represión (significa que parecen olvidados pero están latentes). A su conocimiento se accede mediante sus manifestaciones, como son los sueños, los actos fallidos (equivocaciones inconscientes que al repetirse implican un síntoma psicológico) y los síntomas neuróticos.

“Denominamos inconsciente a aquellas representaciones latentes de las que tenemos algún fundamento para sospechar que se hallan contenidas en la vida anímica (…) Una representación inconsciente será entonces una representación que no percibimos, pero cuya existencia estamos, sin embargo, prontos a afirmar, basándonos en indicios y pruebas” S. Freud                                                                        .


Funcionamiento: El inconsciente es regido por determinadas leyes que contradicen la lógica y está compuesto por aquellos contenidos psíquicos reprimidos por resultar conflictivos.


Características:

v      Atemporalidad: Se mezclan los tiempos, coexisten los deseos infantiles con los adultos. Ej.: sueño que estoy en clase pero mi profesora no es la que actualmente tengo, sino que es mi maestra de primero de escuela.
v     Ausencia del principio de no contradicción: La conciencia se rige por el principio de no contradicción, aquel que expresa que algo no puede ser y no ser de determinada manera a la vez, en cambio en el inconsciente se pueden dar contradicciones hacia un mismo objeto, persona o situación. Algo nos gusta y al mismo tiempo no nos gusta. Ej.: Sueño que estoy en un lugar hermoso pero no soporto estar allí porque no me gusta.
v     Predominio del principio del placer: Mientras que la conciencia se rige por el principio de realidad, el inconsciente se rige por el principio del placer, es decir, la conciencia aprende a esperar si desea obtener placer pero el inconsciente busca el placer sin ningún tipo de censura, sin atender a lo que exige la realidad. Como en el inconsciente no existe ningún tipo de censura moral, los impulsos tienden a expresarse y a buscar su satisfacción de un modo directo, inmediato, sin preocuparse de los resultados que puedan derivarse de tal o cual acción. Este es el modo natural de actuar del inconsciente, y por esta razón, nadie ha de perturbarse por el hecho de que sienta en su interior impulsos y tendencias muy primitivas o inmorales. Ej.: Llevo adelante cualquier deseo placentero, como decidir ir a una fiesta a la que en realidad no deseo ir y olvidarme completamente el día del evento.
v        Lenguaje simbólico: El inconsciente no utiliza el lenguaje verbal en la representación de sus contenidos, sino que usa un lenguaje más primitivo, el de los símbolos. Esto se aprecia con mayor claridad en los sueños, en los que en efecto, vemos cómo los impulsos y sentimientos vienen representados por imágenes adecuadas, es por ello que cuando el inconsciente expresa algo, hay que interpretar. Ej.: La agresividad instintiva puede adoptar la forma de un animal salvaje que nos amenaza y el optimismo ante la vida puede aparecer representado por un hermoso paisaje.
v      Proceso primario: En el inconsciente la energía se encuentra libre (al contrario de la conciencia) y esto permite que se pase de una representación a otra de forma muy fácil y sin un orden establecido, lo cual se logra mediante los mecanismos de desplazamiento y condensación (que serán explicados más adelante).

Elaboración onírica:

Como consecuencia de la represión (la cual está presente en el sueño pero en menor medida que en la vigilia) el individuo no puede soñar explícitamente con aquello que realmente le interesa, sino que lo enmascara. Es por ello que en la vida onírica, se presenta un sueño construido a partir del auténtico sentido del sueño. Pues bien, a la historia soñada, al relato se le denomina contenido manifiesto y al significado reprimido de dicha historia contenido latente.

Los mecanismos más importantes de elaboración onírica son:

ü       Desplazamiento: Hace que se traslade el significado desde lo central del sueño hacia lugares accesorios del mismo, ocultando de alguna manera el contenido onírico frente al soñador. Ej.: Durante el día peleo con mi hermano y luego durante sueño lo desplazo hacia mi amigo.
ü      Condensación: Las ideas o elementos del contenido latente se reúnen en una sola imagen o representación del contenido manifiesto del sueño. La condensación, de esta manera, consiste en la concentración de varios significados en un solo símbolo, así la persona soñada puede representar a varias personas de la vida real del individuo. Ej.: Sueño con mi madre, pero tiene puesta la ropa de mi mejor amiga y los mismos gestos y forma de hablar que mi profesora de piano.
ü      Simbolización: Consiste en expresar los materiales reprimidos a través de símbolos, lo cual hace que la tarea del analista en este sentido sea una tarea de interpretación: el analista tiene que pasar del nivel simbólico (situado en el nivel del contenido manifiesto) al nivel del significado real (situado en el nivel del contenido latente).
ü      Dramatización: En el sueño se presenta un conflicto o deseo del sujeto en la forma de una historia más o menos completa. El sueño convierte una realidad estática en una realidad en la que intervienen diversos personajes y desarrollan un tema.

Ø     El Preconsciente – Es el sistema situado entre el inconsciente y el consciente, separándole de aquél, la censura. Está conformado por aquellos sentimientos, pensamientos, fantasías etc. que no están presentes en la conciencia, pero que pueden hacerse presentes en cualquier momento sin tener que vencer gran resistencia para ello. Cuando, por ejemplo, decimos: “Lo tengo en la punta de la lengua” casi siempre estamos haciendo referencia, sin saberlo, a algo que se encuentra representado en nuestro preconsciente.
El preconsciente funciona con las leyes de la lógica y se caracteriza por la elaboración de una sucesión cronológica en las representaciones, por la introducción del factor causal (sucesión entre fenómenos) y por la represión de lagunas existentes entre ideas aisladas.

Ø   El Consciente – Este sistema es el que nos permite relacionarnos con la realidad de forma directa a través de todo lo que percibimos. Las representaciones conscientes son todo lo que registramos, ya sea fuera de nosotros (aquello que vemos, que escuchamos, que hacemos, etc.) como también lo que ocurre dentro de nosotros (aquello que recordamos, deseamos, sentimos, etc.). De esta manera, la conciencia está asociada a la percepción y cumple una función selectiva, recibiendo y filtrando los estímulos provenientes tanto del mundo exterior como del interior.

Segunda Tópica

En 1923, Freud expone su segunda hipótesis estructural acerca del psiquismo, en la cual presenta también tres instancias, a saber:

Ø      El Ello – Constituye el polo pulsional de la personalidad. Contiene las pulsiones[3] inconscientes, en parte innatas y en parte reprimidas (Ej.: Un bebé no reconoce normas, simplemente satisface sus deseos). Las pulsiones instintivas se conocen como libido, a través de la cual se expresa la conformación psicosexual del sujeto. Freud no se refiere exactamente a la sexualidad biológica, sino a todo el conjunto de contenidos y conductas afectivas del ser humano, básicas para la construcción social, comenzando por la infancia. El Ello, es totalmente inconsciente.

Ø      El Súper-Yo Se forma por la interiorización de las exigencias y prohibiciones parentales. Su tarea es comparable a la de un juez respecto al Yo. Son funciones del Súper-Yo la conciencia moral, la autoconservación y la formación de ideales (se adoptan a medida que el niño se desarrolla). El Súper-Yo es el asiento de los valores, la discriminación entre lo que está bien y lo que está mal, es por ende, una instancia netamente cultural.

Ø      El Yo El núcleo del yo se asocia al sistema de percepción, conciencia y control motor, por lo cual, éste debe posponer la satisfacción de las pulsiones del Ello. Para defenderse crea mecanismos psíquicos de defensa (represión, proyección, etc.), ateniéndose al principio de realidad trata de ajustar las pulsiones del Ello a las exigencias del Súper-Yo (impulsos y deseos con normas morales). Durante los primeros años de vida, El Ello y el Yo están muy unidos. Freud descubrió que el Yo tiene lugar en los tres sistemas (inconsciente, preconsciente y consciente). Según el “Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche y Pontalis el Yo “se encentra en una relación de dependencia, tanto respecto a las reivindicaciones del Ello como a los imperativos del Súper-Yo y a las exigencias de la realidad.”
El Yo, si bien es una instancia que se exhibe como mediadora, es representante de los intereses de la totalidad de la persona.




[1] La fisiología es la ciencia que estudia las funciones de los seres multicelulares vivos.
[2] El Dr. Chertok desarrolla su actividad como psiquiatra y psicoterapeuta en la ciudad de Montevideo.
[3] Pulsión epistemofílica: “Proceso postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual. Se dice que la pulsión se sublima, en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual y apunta hacia objetos socialmente valorados.”; “Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche y Pontalis.

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