miércoles, 9 de marzo de 2016

Teoría del conocimiento

    Profesora: Antonella Mármol Vila.
    Asignatura: Filosofía.
    Curso: 5º año
Teoría del Conocimiento

Cuando en filosofía abordamos cuestiones referidas al conocimiento humano, es importante comenzar por plantearnos ciertas interrogantes a fin de indagar cuáles son aquellas nociones que tenemos respecto del mismo. Ahora bien, ¿A qué nos referimos cuando hacemos alusión ello? Pues bien, nos referimos concretamente al hecho de realizarnos a nosotros mismos ciertas preguntas con la finalidad de poner en cuestión la problemática del conocer, problemática que tal vez antes de poner en duda las nociones sobre las cuales trabajaremos, no había sido reconocida como tal.
A los efectos de descubrir qué ideas tenemos asimiladas en relación al conocimiento, resulta necesario comenzar por plantearnos interrogantes tales como ¿Qué podemos conocer?; ¿Cómo podemos conocer?, y es más, hasta podemos llegar a trazarnos un camino de indagación más profunda, arribando preguntas que van más allá de las señaladas, como por ejemplo ¿Puedo conocer? o también ¿Me es posible no conocer? Como es posible observar, estas preguntas nos ponen frente a un horizonte de cuestiones problemáticas sobre las cuales podemos llegar a manejar diferentes respuestas, según sea la concepción filosófica hacia la cual nos sintamos más inclinados.
Pero entonces, si ello es así, una vez planteadas estas cuestiones es fundamental acercarnos a dichas posturas filosóficas, para lo cual previamente resulta preciso entender a qué nos referimos cuando hablamos de conocimiento, y particularmente, a qué nos referimos cuando hablamos de teoría del conocimiento.

Conocimiento

Comenzaremos por la definición de conocimiento, y para ello nos remitiremos a la conceptualización presentada por el Diccionario de Filosofía Herder, la cual expresa que el término “conocer” proviene del latín cognoscere: llegar a conocer, saber, que a su vez remite al griego gignoskein: saber, reconocer. Dada la proveniencia etimológica del término, se explicita que, desde el ámbito psicológico, el conocimiento es el “término final del proceso psicológico por el cual la mente humana capta un objeto. En este sentido, es una representación que supone un proceso de conocimiento.” [1] Por otro lado, si nos remitimos al área competente de la epistemología, por conocimiento se entiende la “relación que se establece entre un sujeto y un objeto, mediante la cual el sujeto capta mentalmente (aprehensión) la realidad del objeto”, señalando a continuación que “el proceso del conocimiento, así entendido, constituye el objeto de estudio de la teoría del conocimiento.” [2]
Por otra parte, es importante referir a lo que se concibe por conocimiento en la filosofía actual, y en este sentido debemos indicar que en la misma predomina la definición de conocimiento como un “saber proposicional”, o un “saber que”. Sin embargo, no basta con decir que el conocimiento consiste en lo señalado si inmediatamente después no explicamos qué es lo que se pretende que se entienda a través de las expresiones señaladas. Es por ello que debemos explicitar, por un lado qué es conocer, y por otro lado qué es saber.
Si nos remitimos nuevamente al Diccionario de Filosofía Herder, lo primero que debemos señalar es que para que exista conocimiento, es necesario que se den ciertas condiciones elementales, a saber:

·        S es el sujeto.
·        P cualquier enunciado que el sujeto dice saber.

Dicho en otros términos, S sabe que P si y sólo si es verdad que P, S cree que P y, además, S está justificado en creer que P.

¿Qué significa la expresión citada con anterioridad? Significa que para saber algo, es necesario que ello sea verdad, que lo creamos y que tengamos razones para creerlo (y por lo tanto que ninguna de estas razones sea falsa). Es por ello que podemos expresar que entendemos por “conocimiento” una creencia verdadera justificada.
En la misma línea de pensamiento, si nos remitimos al filósofo alemán Johannes Hessen, podemos decir que en el fenómeno del conocimiento se encuentran frente a frente la conciencia y el objeto, o lo que es lo mismo: el sujeto y el objeto. Por lo tanto, el conocimiento puede definirse como una determinación del sujeto por el objeto. Dicho lo anterior, podemos comprender la definición de conocimiento como una creencia verdadera justificada, debido a que ello implica que un conocimiento es verdadero si su contenido concuerda con el objeto mencionado.


  • Conocer y Saber


En este momento nos abocamos directamente hacia la distinción entre conocer y saber. Para ello señalamos que “Conocer indica un contacto consciente con el objeto conocido a través de la experiencia y, en concreto, de la percepción, en oposición a saber que es un conocimiento por conceptos e ideas.” [3]
Profundizando más en la distinción aludida, podemos señalar que saber es exclusivo y propio del hombre, mientras que, tanto los hombres como los animales, pueden conocer. En este sentido, se conocen cosas y se sabe verdades o proposiciones verdaderas. Asimismo, podemos afirmar que mientras que conocer constituye un proceso perceptivo directo e inmediato, que se justifica por sí mismo, saber, por el contrario, consiste en un proceso indirecto, mediato e inferencial, es decir, sustentado en razones.

Teoría del Conocimiento

Como ha sido trabajado en clase, la teoría del conocimiento puede también ser denominada como gnoseología. Pero ¿Qué es la teoría del conocimiento? Pues bien, es una reflexión sobre el proceso del conocimiento humano y los problemas que se plantean en el mismo, y precisamente, como reflexión que es, supone una actividad de segundo orden sobre una actividad primera que es el conocer o el conocimiento, el cual a su vez es su objeto de estudio, pero es al mismo tiempo, una interpretación o explicación del fenómeno del conocer, según el principio de que “nadie sabe que P, a menos que sepa también cómo sabe que P”.
Por todo lo dicho, es que suele definirse a la teoría del conocimiento como un estudio crítico de las condiciones de posibilidad del conocimiento humano en general, estudio que se encarga de dar respuesta a cuestiones tales como:


  •     ¿Es posible el conocimiento?
  •     ¿En qué consiste conocer?
  •     ¿Qué queremos decir cuando decimos que sabemos o conocemos algo?
  •     ¿Qué podemos conocer?
  •     ¿Podemos aprehender la realidad tal cual es?
  •     ¿Cómo sabemos que lo que creemos acerca del mundo es verdadero?
  •     ¿Afectan al conocimiento nuestros conceptos, nuestro lenguaje?
  •     ¿El conocimiento está influenciado por condicionamientos culturales o históricos?
  •     ¿Quién sabe cómo es realmente el mundo?
  •     ¿Qué saben los que creen conocer el mundo?
  •     ¿El mundo es tal y como lo vemos, oímos y tocamos?
  •     ¿Cómo es posible un conocimiento digno de crédito?

Johannes Hessen, en su reconocida obra “Teoría del conocimiento”, procura presentar la esencia misma del fenómeno del conocimiento, para lo cual comienza explicando que dicho fenómeno se basa en una relación entre un sujeto y un objeto, siendo esta dualidad una característica esencial del conocimiento. Es importante señalar, además que, esta relación es también una correlación, dado que no hay lo uno sin lo otro, y porque además, la presencia de uno supone la del otro. Esta correlación se entiende como una apropiación o captación que el sujeto hace del objeto a través de la producción de una imagen del mismo, o de una representación mental del objeto, como resultado de una modificación que el objeto logra causar en el sujeto.
 


Sujeto    imagen   Objeto



Con respecto a la modificación aludida, debemos señalar que la misma refiere básicamente a la percepción del objeto, en la cual el sujeto que conoce no está simplemente pasivo y receptor, sino receptor y espontáneo.
Los objetos conocidos, pueden ser reales – como las cosas físicas del mundo – o pueden ser ideales – como los números y las figuras geométricas – pero lo que tienen en común todos ellos es el hecho de que todos son, en cuanto conocidos, independientes del espíritu humano.
Llegados a este punto, es pertinente esbozar cuáles son aquellos problemas principales de los cuales se ocupa la teoría del conocimiento, según Hessen. Ahora bien, ¿Todos sabemos a qué nos estamos refiriendo cuándo en filosofía hablamos de problemas?
La pregunta presentada, tal vez no resulte de particular importancia si la leemos desde la óptica de lo que cotidianamente entendemos por problema, pero es de destacar que en filosofía, la noción de problema resulta ser de fundamental importancia, entre otras cosas, porque como todos sabemos, la labor filosófica consiste en la búsqueda constante de respuestas a cuestiones que generalmente no se nos muestran tan evidentes en su solución, y que por lo tanto, suponen ciertas dificultades para llegar a la misma.
Para explicitar qué es a lo que referimos cuando hablamos de problema, nos remitimos a la definición que fuera esbozada por el filósofo español Julián Marías, quien al respecto ha expresado que:
“El verbo griego del que se deriva el sustantivo ‘problema’ quiere decir lanzar o arrojar delante. Problema significa, ante todo, algo saliente, por ejemplo, un promontorio; de un modo más correcto, un obstáculo, algo con que me encuentro delante; y por extensión metafórica, lo que llamamos usualmente problema intelectual. Pero repárese en que para que algo me sea obstáculo no basta con que esté ahí delante; también tengo delante la pared y ésta no me sirve de obstáculo, sino de abrigo (…); para que se convierta en obstáculo, no es suficiente su presencia ante mí: hace falta que yo necesite pasar al otro lado, precisamente a través de ella; entonces es efectivo obstáculo, en la forma concreta de lo que los griegos llaman ‘aporía’, es decir, falta de poro o agujero por el que salir de una situación. Podemos decir, por tanto, que uno de los elementos reales que integran un problema es la situación en que como tal se constituye; y una formulación de los problemas que omita esa situación, es en el sentido más riguroso, una formulación incompleta, abstracta y, en suma, ficticia.” [4]
Es precisamente por la caracterización de “problema”, por la cual es posible afirmar que:
1.      Todo problema (incluso aquel que se encuentre referido al conocimiento) hay que considerarlo en situación, no sólo a nivel del individuo, que es quien conoce, sino a nivel de los grupos humanos que han ido en su historia decantando sus conocimientos (en la ciencia, en el arte, en sus valores, etc.).
2.      El conocimiento no es “problema” porque por su propia índole nos aboca a la verdad, esto es, si al conocimiento le fuera indiferente la verdad o falsedad de las cosas, éste no sería ningún problema, pero sin embargo sabemos que generalmente a lo que se aspira es a “alcanzar” la verdad.

š    Los cinco problemas principales de la teoría del conocimiento reconocidos por Hessen

1.      La posibilidad del conocimiento humano:
      ¿Puede realmente el sujeto aprehender el objeto?
2.      El origen del conocimiento humano:
      ¿Es la razón o la experiencia la fuente del conocimiento humano?
3.      La esencia del conocimiento humano:
      ¿Es el objeto quien determina al sujeto o es al revés?
4.      Las formas del conocimiento humano:
      ¿El conocimiento es racional o puede ser intuitivo?
5.      El criterio de verdad:
      ¿Cómo sabemos que nuestro conocimiento es verdadero?

A modo de conclusión de la temática, es importante detenernos en las reflexiones que acerca de la teoría del conocimiento ha realizado el filósofo Otto Friedrich Bolnow, las cuales se expresan de la siguiente manera:
“La teoría del Conocimiento clásica se caracterizaba por la búsqueda de un punto a partir del cual se pudiera construir un sistema de conocimiento y comprensión seguro de la realidad, previa expulsión de todo lo dudoso. Sin embargo, este punto arquimédico no existe; el hombre vive en un mundo comprendido y no tiene sentido buscar un punto inicial que le permita reconstruir la verdad desde la base.” [5]



 – Bibliografía utilizada

-        Bollnow, Otto F.; “Introducción a la filosofía del conocimiento. La comprensión previa y la experiencia de lo nuevo”; Amorrortu Editores; Bs. As.
-        Cuvillier, A.; “Filosofía general. Metafísica”; Editorial Alfa; Bs. As.; 1962.
-        Ferrater Mora; “Diccionario Filosófico Ferrater Mora”; Editorial Alianza; Madrid; 1979.
-        Frassineti De Gallo, Martha; Salatino De Klen, Gabriela; “Filosofía: Esa búsqueda reflexiva”; A-Z Editora; Bs. As.; 1993.
-        Gadamer, Hans-Georg; “Verdad y Método”; Ediciones Sígueme; Salamanca; 1991.
-        Herder; “Diccionario de Filosofía”; Edición digital; Editorial Empresa Herder, Copyright; Barcelona; 1996-1998.
-        Hessen, J.; “Teoría del conocimiento”; Editorial Espasa-Calpe S.A., 10ª edición; Madrid, 1964.
-        Marías, Julián; “Introducción a la Filosofía; Revista de Occidente; Madrid; 1947.
-        Vargas-Mendoza, J. E.; Teoría del conocimiento”; Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C.; México; 2006. Disponible en:
      http://www.conductitlan.net/conocimiento.ppt





[1] Herder; “Diccionario de Filosofía”; Edición digital; Editorial Empresa Herder, Copyright; Barcelona; 1996-1998.
[2] Ídem nota 1.
[3] Ídem nota 1.
[4] Marías, Julián; “Introducción a la Filosofía; Revista de Occidente; Madrid; 1947.
[5] Bollnow, Otto F.; “Introducción a la filosofía del conocimiento. La comprensión previa y la experiencia de lo nuevo”; Amorrortu Editores; Bs. As.
[6] El filósofo mencionado será trabajado como cierre de la Unidad 1 correspondiente a “Teoría del conocimiento”, con lo cual se pretende presentar el problema del conocimiento desde la perspectiva del giro lingüístico acontecido en la filosofía contemporánea. 

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