Profesora: Antonella Mármol
Vila.
Asignatura: Filosofía.
Curso: 2º B.D.
– Dimensión Psíquica del Conocer –
¿Cómo definir la psicología?
“La PSICOLOGÍA es
la ciencia de la conducta del hombre, en tanto que ser concreto, social e
histórico, que se manifiesta con una vida consciente, de relación con el mundo,
como expresión de su vida inconsciente de fantasías, angustias, mecanismos y
defensas”.
Tosar,
M. Ángel; “La psicología y sus
direcciones”.
Introducción
– Material seleccionado de la obra “Introducción a las teorías psicológicas”
de Sandra Carro y Patricia de la Cuesta –
Wilhelm Wundt (1832-1920)
fisiólogo, psicólogo y filósofo estructuralista alemán, fundó
en 1879 el primer laboratorio de psicología experimental, en Leipzig, a partir
de lo cual la psicología obtuvo el reconocimiento de su carácter científico.
La Psicología Experimental (también
denominada como psicología clásica o tradicional) tiene tres pilares básicos:
1)
Objeto de estudio: Los fenómenos de
conciencia.
2)
Método: Combina la experimentación con
la introspección.
3)
Enfoque: Atomista y asociacionista, que
explica los fenómenos más complejos dividiéndolos en unidades más simples.
En el siglo XX, a partir
de las críticas a las limitaciones prácticas de la psicología experimental, la
psicología como disciplina se diversifica en cuanto a su objeto y método de
estudio, dando lugar a nuevos marcos teóricos. Se denominan Escuelas Modernas a los sistemas
conceptuales de Conductismo, Teoría Gestáltica y Psicoanálisis, los cuales
mantienen algunos principios de la psicología clásica y critican otros.
El
Conductismo de Watson
John Watson (1878-1958)
fue el máximo representante de un fuerte movimiento contrario a la psicología
tradicional, el cual afirma que “la
conducta del ser humano es el objeto de la psicología”. Insistió en el
hecho de que al estudiar la conducta animal puede dejarse de lado la conciencia
y estudiar simplemente lo que el animal hace. Se pregunta: ¿Qué nos impide
hacer lo mismo cuando estudiamos seres humanos? La conducta es real,
objetiva y práctica, en tanto que la conciencia pertenece al reino de la
fantasía.
En su obra “El conductismo” (1930), Watson describe
la situación que dio lugar al nacimiento de su teoría: “En sus primeros esfuerzos por lograr uniformidad en el objeto y
métodos, el conductismo comienza a plantear el problema de la psicología
barriendo con todas las concepciones medievales y desterrando de su vocabulario
científico todos los términos subjetivos como sensación, percepción, imagen,
deseo, intención e inclusive pensamiento y emoción según las define el
subjetivismo”.
El proyecto conductista
implica la integración de la psicología a las ciencias naturales. Queda
explicitado en este fragmento la fuerte influencia del positivismo y el deseo
de alcanzar los niveles de efectividad y prestigio social del que, en ese
entonces, gozaban las demás ciencias.
Bajo el subtítulo “El programa conductista” Watson
caracteriza así su proyecto: “El
conductista pregunta: ¿Por qué no hacer, de lo que podemos observar, el
verdadero objeto de la psicología? Limitémonos a lo observable y formulemos
leyes sólo relativas a esas cosas. ¿Qué es lo que podemos observar? Podemos
observar la conducta: lo que el organismo hace y dice. Y apresurémonos a decir
que hablar es hacer, esto es, comportarse. El hablar explícito o con nosotros
mismos (pensar) representa un tipo de conducta tan objetivo como jugar
béisbol”.
Cuando Watson define el
objeto de estudio (la conducta) lo hace determinado por el método: “limitémonos a lo observable”. Esto lo
obliga a jerarquizar lo que se ve por encima de lo central del fenómeno
subjetivo: hablar será mover músculos de la garganta, pensar será contraer
ciertas zonas del cuerpo, sentir será segregar ciertas hormonas…
La relación estímulo-respuesta
“La regla que el conductista jamás pierde de vista es:
¿Puedo describir la conducta que veo en términos de estímulo-respuesta?
Entendemos por estímulo cualquier objeto externo o cualquier cambio en los
tejidos mismos debido a la condición fisiológica del animal (…) Entendemos por
respuesta todo lo que el animal hace, como volverse hacia o en dirección
opuesta a la luz, saltar al oír un sonido, o las actividades altamente
organizadas, por ejemplo: edificar un rascacielos, dibujar pianos, tener
familia, escribir libros, etc.”.
En “La psicología tal como la concibe un conductista” (1913) afirma
que la conducta humana puede estudiarse tan objetivamente como el
funcionamiento de las máquinas. La conciencia, en tanto no es objetiva, no es
válida científicamente. Por conducta Watson entendía algo tan concreto como el
movimiento de los músculos y las secreciones glandulares: el habla es el
movimiento de los músculos de la garganta, el pensamiento es un “habla sub-vocal”, los sentimientos y
las emociones son conductas fisiológicas. [1]
Watson se muestra
interesado por superar el dualismo mente-cuerpo, sin embargo resuelve el
problema eliminando el polo mental y reduciendo el hombre a un organismo, cuyo
comportamiento puede explicarse por condicionamientos y actos reflejos. Pero
entonces… ¿Cómo diferenciar la psicología de la fisiología? Pues bien, “la fisiología se interesa en el
funcionamiento de las partes de animal: por ej.: el sistema digestivo,
circulatorio, nervioso, los sistemas secretorios, la mecánica de las reacciones
nerviosas y musculares. En cambio (…) al conductismo le importa intrínsecamente
lo que el animal hace desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la
mañana”.
Para Watson, la conducta
pone en juego todo nuestro cuerpo. Existen respuestas dominantes que se destacan
a la observación, pero no son las únicas.
El aprendizaje como modelador del
comportamiento
Resulta interesante
realizar un paralelismo con relación a las ciencias naturales, las cuales
tienen un claro objetivo: incrementar el poder del hombre sobre la naturaleza,
manipularla parea su servicio. ¿Pero qué sucede cuando se trata de manipular el
comportamiento de los hombres? Este aspecto encierra una concepción autoritaria
del lugar de la ciencia en la sociedad y que origina los mayores
cuestionamientos éticos sobre la “psicología
objetiva” postulada por Watson.
Para Watson, todo lo que
heredamos es nuestro cuerpo y unos pocos reflejos. Las diferencias entre los
individuos se deben a la conducta aprendida. Nuestra conducta es una cuestión
de reflejos condicionados aprendidos por lo que hoy se llama “condicionamiento
clásico”. Si un nuevo estímulo actúa asociado con el estímulo incondicionado
original, después de varias asociaciones, el nuevo estímulo desencadena la
respuesta. Este mecanismo – descrito por Pavlov – hace que cada respuesta del
repertorio original pueda producirse por una variedad de nuevos estímulos, por
ejemplo:
Alberto, un bebé
de once meses jugaba con una ratita sin dar señal de miedo. Luego, en ausencia
de la rata, se golpea un gong. Esto hizo que Alberto se asustara y llorara.
Este ruido se repitió varias veces en el momento en el que se le presentaba la
rata, reproduciéndose en el bebé la reacción de llanto. En determinado momento,
se le presentó la rata (sin ruido) y Alberto reaccionó con una conducta
idéntica a la que inicialmente desencadenara el gong. La rata se había
convertido en el estímulo condicionado para el miedo. Se trataba de una
reacción de miedo aprendida.
Según Watson, el
condicionamiento explica todas las reacciones emocionales.
Para finalizar, es
importante subrayar que hay dos aspectos destacables de la postura de Watson:
1)
Su objetivo de anticipar y fiscalizar
la conducta humana.
2)
Su concepción del aprendizaje, que
centra las causas del comportamiento humano en los factores ambientales. Esto
jerarquiza el papel de la educación, de las experiencias de vida y abre la
posibilidad de la reeducación como modificación del comportamiento alterado.
Neoconductismo
– Material
seleccionado de la obra “Terapia del
Comportamiento
Principios básicos de psicología conductista” del Dr. J. Alberto Chertok [2] –
Conceptos básicos
Conducta
– Cuando hablamos de conducta o comportamiento nos referimos habitualmente a la
acción voluntaria y visible de un ser vivo. En psicología conductista, sin
embargo, el término tiene un alcance mucho mayor. Hablamos aquí de conducta
para referirnos a toda actividad desarrollada por un organismo vivo. Los
comportamientos pueden ser evidentes para un observador, como cuando un
individuo camina o habla. Estas conductas son intencionales, es decir, el
individuo las experimenta como voluntarias, pero existe otro grupo de
comportamientos que incluyen respuestas involuntarias del organismo frente a
ciertos estímulos. Si un auto frena bruscamente cerca de nosotros reaccionamos
con una descarga de adrenalina y una aceleración de los latidos cardíacos.
Los fenómenos que hemos
considerado hasta aquí se conocen como conductas
manifiestas, porque son directamente objetivables. Llamamos conductas privadas o encubiertas a
fenómenos subjetivos como los pensamientos, ideas, expectativas, afectos y
emociones cuya ocurrencia no puede ser constatada directamente por el
observador. Se accede a ellas de forma indirecta, a través de la verbalización
del sujeto que las experimenta o por el efecto que tienen sobre la conducta
manifiesta.
La conducta privada está
sujeta a los mismos principios que explican el comportamiento visible, de modo
que los pensamientos e imágenes que evocamos en una situación determinada no
ocurren al azar: son respuestas a
estímulos presentes en el contexto en que surgen y dependen de nuestra
historia previa de aprendizaje.
Aprendizaje – La mayoría de nuestras conductas
fueron adquiridas después del nacimiento y a lo largo de la vida. Este proceso
de adquisición de nuevos comportamientos se conoce como aprendizaje. La
adquisición de patrones específicos de conducta, incluyendo nuestros valores,
actitudes y puntos de vista, depende de nuestra interacción con el medio
familiar, social y cultural en el que vivimos. No obstante, la conducta no
refleja siempre los patrones familiares, sociales y culturales, porque los
sujetos no son receptores pasivos de la influencia del medio; ellos actúan, a
su vez, sobre su entorno al que pueden modificar. El aprendizaje no es un
proceso unidireccional, sino una compleja secuencia de interacciones.
Roger Tarpy lo define
como “un cambio en la conducta relativamente permanente, que ocurre como
resultado de la experiencia”.
No todas nuestras
conductas son aprendidas; poseemos también un repertorio de respuestas innatas,
por ejemplo: nacemos con la capacidad de contraer la pupila cuando la luz
incide sobre ella.
Método experimental
– El repertorio de conductas que posee un sujeto, incluyendo sus ideas,
valores, respuestas emocionales y el modo como procesa la información, se
desarrolla a partir de sus experiencias. ¿Cuáles son los principios que regulan
la adquisición y mantenimiento de nuevas conductas? Si descubrimos como se
aprende a reaccionar con temor frente a situaciones que no revisten peligro,
habremos explicado el desarrollo de las fobias. En otras palabras, el
conocimiento de los principios del aprendizaje nos permite comprender el origen
de las conductas inconvenientes y modificarlas con fines terapéuticos.
La idea es entonces que
los comportamientos no ocurren al azar, sino que siguen ciertas reglas. Dada
una constelación causal “A”, ocurre un efecto “B”; otra manera de expresarlo
consiste en hablar de variables independiente (V.I.) y dependiente (V.D.)
respectivamente.
El método experimental se
ha utilizado para establecer los principios básicos de aprendizaje. Estudios
permitieron identificar las variables que facilitan o inhiben la incorporación
de conductas a través de la observación, dando lugar al modelo de aprendizaje
imitativo. Un modelo de aprendizaje es un conjunto de leyes o principios que
explican bajo qué condiciones se adquieren, se mantienen o se suprimen
determinadas respuestas. El estudio experimental de la conducta se utiliza
tanto para establecer los principios generales del aprendizaje como para
modificar el comportamiento con fines terapéuticos. Por ejemplo:
El psicólogo de la
institución es llamado para analizar y tratar la “mala conducta” de un alumno.
Constata que el chico recibe considerable atención por alterar el orden, ya que
su maestra lo exhorta repetidamente a callarse y permanecer quieto. Concluye
que es precisamente esa atención la que está manteniendo la conducta inadaptada
y elabora una estrategia para modificar la situación: instruye a la maestra
para que ignore al chico cada vez que altera el orden y le dedique en cambio su
atención e interés exhiba un comportamiento adecuado. La V.D. es la conducta
que se desea modificar, sin embargo definirla como mala conducta es ambiguo, poco preciso, es necesario describirla
con precisión. La conducta problema consiste en pararse, hablar en voz alta,
deambular por el salón sin autorización. La misma precisión ha de aplicarse a
la V.I. ¿Qué significa exactamente prestar
atención? El diseño que se aplicará se conoce como ABAB: Se registra la
frecuencia con que ocurre la conducta sin tratamiento (A), luego se introduce
el tratamiento y se registran los cambios en la conducta (B), si ésta varía en
la dirección prevista es probable que el programa sea el responsable del
cambio. Sin embargo, el cambio podría atribuirse a factores ajenos al
tratamiento, por lo cual hay que comprobarlo, para ello, se retira el
tratamiento volviendo a prestar atención a las conductas inadaptadas (A), las
conductas deberían retornar a sus valores iniciales. Introduciendo nuevamente
el tratamiento, (B) la conducta vuelve a disminuir.
Referencia histórica
La Terapia del
Comportamiento tiene lugar después de la Segunda Guerra Mundial,
desarrollándose lo que se conoce como Neoconductismo.
Las nuevas orientaciones conductuales difieren mucho de sus antecesores
watsonianos. A partir de la década del ’30, tuvo lugar en EE.UU. el desarrollo
del Condicionamiento Operante como resultado de los trabajos de B. F. Skinner y
colaboradores. Skinner estudió la adquisición y mantenimiento de los
comportamientos que habitualmente se consideran voluntarios, describió los principios
que regulan la instalación y pérdida de este tipo de conductas y dio lugar al
paradigma teórico llamado condicionamiento operante.
Condicionamiento Operante
El condicionamiento
operante hace referencia a los comportamientos emitidos con una finalidad o
propósito, los cuales operan sobre el entorno. A los cambios que promueven en
el entorno estas conductas, se les denomina consecuencias.
El principio básico del
condicionamiento operante establece que la emisión de una conducta depende
siempre de sus resultados, vale decir que la conducta está controlada por sus
consecuencias inmediatas.
Reforzamiento
– Una conducta es reforzada cuando las consecuencias que genera aumentan su
probabilidad de ocurrencia futura. El proceso de reforzar la conducta se conoce
como reforzamiento y existen dos tipos:
1)
Reforzamiento
positivo: Cuando el individuo obtiene algo luego de emitir la respuesta.
Este tipo de reforzamiento se conoce también como reforzamiento por presentación de un reforzador, debido a que el
incremento en la probabilidad de la conducta se obtiene presentando un evento
como consecuencia de la misma.
Ejemplo:
Conducta: obtiene Reforzador
positivo:
Aplicarse el rellenador colágeno Reducir las arrugas
2)
Reforzamiento negativo:
Consiste en evitar una conducta. Desarrolla una conducta para evitar otra, por
ello es negativo. También se le conoce con el nombre de reforzamiento por retirada de un suceso aversivo y los eventos que
se suprimen son reforzadores negativos.
Ejemplo:
Conducta: suprime Reforzador negativo:
Aplicarse la crema antiarrugas Las arrugas
En este caso nos
referimos a un condicionamiento de evitación, ya que la respuesta obtenida
impide que el evento tenga lugar.
A continuación
presentaremos un ejemplo también de reforzamiento negativo, en este caso, de
condicionamiento de huída o de escape. En este caso, el suceso no deseado está
presente y la conducta está destinada a hacerlo cesar.
Ejemplo:
Conducta:
suprime Reforzador negativo:
Hacerle un regalo
Enojo
Es de destacarse que
además del proceso de reforzamiento,
la Terapia del Comportamiento trabaja otros procesos que tienen que ver con el
condicionamiento de nuestras conductas, tales como la extinción, la saciedad,
el castigo, la discriminación, la generalización
y el moldeamiento.
El
Psicoanálisis de Sigmund Freud
Sigmund Freud (1856-1939) nacido
en Moravia (actual Checoslovaquia), fue un neurólogo y psiquiatra austríaco. Recibe
toda su instrucción en Viena, cuidad a la que se traslada su familia cuando él
tenía cuatro años. En 1873 inicia sus estudios de Medicina y en 1881 se gradúa
de médico. Posteriormente, accede a una beca de estudios en París y allí conoce
a Charcot, cuyas experiencias con hipnosis en pacientes histéricas marcan la
formación de Freud.
En 1989 viaja a Nancy
donde es testigo de las experiencias de Bernheim con pacientes, mediante las
cuales tuvo la impresión de la existencia de “poderosos procesos anímicos que permanecían ocultos a la conciencia”,
impresión que anuncia lo que posteriormente fue su “hipótesis del inconsciente”.
Además, emplea la
hipnosis no solo como sugestión, sino “para
hacer que el enfermo me revelase la historia de la génesis de los síntomas”,
antecedente de lo que luego sería su método psicoanalítico.
Cuando vuelve a Viena
comienza sus observaciones de pacientes histéricas junto a Breuer, junto con
quien publica “Estudios sobre la
histeria” en 1895, obra en la cual acentúan la significación de la vida
afectiva y la importancia de la distinción entre “actos psíquicos inconscientes y conscientes”.
En 1899 publica “La interpretación de los sueños” y en
1901 “Psicopatología de la vida
cotidiana”. Ambas obras tienen un interés básico: trascender la
psicopatología y fundamentar la hipótesis del inconsciente como “necesaria y legítima”, debido a su
capacidad de explicar fenómenos como los sueños,
los actos fallidos y los síntomas neuróticos. Según Freud, la
interpretación del fenómeno onírico (los sueños) es la “Vía Regia” para el estudio del inconsciente.
El aparato psíquico según el Psicoanálisis
Es preciso tener presente
que “la división de lo psíquico en un
psiquismo consciente y un psiquismo inconsciente constituye la premisa
fundamental del psicoanálisis”. El inconsciente se define como un sistema
diferenciado de la conciencia, de la cual la separa un elemento activo,
dinámico y selectivo: la represión. Al
inconsciente se accede a través del análisis de los “retoños del inconsciente” (sueños, actos fallidos y síntomas
neuróticos) y mediante la “libre
asociación”, que constituye la regla básica propuesta al paciente en el
método psicoanálitico y consiste en la renuncia a toda crítica o selección de
ideas diciendo todo aquello que le viene a la mente: “dejemos hablar al paciente de lo que quiera y atengámonos a la
presuposición de que (en la situación analítica) no puede ocurrírsele cosa
alguna que no dependa indirectamente del complejo inconsciente buscado”.
El Psicoanálisis de Freud
plantea el psiquismo como una estructura heterogénea, con sistemas o instancias
diferenciadas, con sus propias leyes y en conflicto entre sí, la vida psíquica
sería entonces una evolución incesante de fuerzas elementales, antagónicas,
compuestas o resultantes, es por todo ello que plantea un método propio para el
estudio de los procesos psicológicos: el método
psicoanalítico. Freud reemplaza la introspección por el relato.
El Psicoanálisis también jerarquiza el rol de
la sexualidad y teoriza acerca del conflicto del hombre con la cultura.
Es importante señalar
que, cuando Freud se refiere a la mente humana, utiliza la palabra “aparato”, a fin de: por un lado,
subrayar la capacidad que tiene la mente para la transformación de la energía
psíquica, y por otro lado, señalar la existencia de “partes” o “instancias” que
modulan y controlan los recorridos de dicha energía. La Primera Tópica dividió el
aparato psíquico en tres niveles, a saber: Inconsciente,
Preconsciente y Consciente y la Segunda Tópica (que no se opone a la
primera sino que la integra) también en tres instancias o dimensiones psíquicas,
a saber: Ello, Súper-yo y Yo.
Primera Tópica
Ø
El Inconsciente – Es la sede de los
conflictos reprimidos de carácter sexual y emocional que no tienen lugar en la
conciencia por efectos de la represión (significa que parecen olvidados pero
están latentes). A su conocimiento se accede mediante sus manifestaciones, como
son los sueños, los actos fallidos (equivocaciones inconscientes que al
repetirse implican un síntoma psicológico) y los síntomas neuróticos.
“Denominamos inconsciente
a aquellas representaciones latentes de las que tenemos algún fundamento para sospechar
que se hallan contenidas en la vida anímica (…) Una representación inconsciente
será entonces una representación que no percibimos, pero cuya existencia
estamos, sin embargo, prontos a afirmar, basándonos en indicios y pruebas” S. Freud
.
Funcionamiento: El inconsciente es
regido por determinadas leyes que contradicen la lógica y está compuesto por
aquellos contenidos psíquicos reprimidos por resultar conflictivos.
Características:
v Atemporalidad: Se mezclan los tiempos,
coexisten los deseos infantiles con los adultos. Ej.: sueño que estoy en clase
pero mi profesora no es la que actualmente tengo, sino que es mi maestra de
primero de escuela.
v Ausencia del principio de no contradicción: La conciencia se rige por el principio de no contradicción, aquel que
expresa que algo no puede ser y no ser de determinada manera a la vez, en
cambio en el inconsciente se pueden dar contradicciones hacia un mismo objeto,
persona o situación. Algo nos gusta y al mismo tiempo no nos gusta. Ej.: Sueño
que estoy en un lugar hermoso pero no soporto estar allí porque no me gusta.
v Predominio del principio del placer: Mientras que la conciencia se rige por el principio de realidad, el
inconsciente se rige por el principio del placer, es decir, la conciencia
aprende a esperar si desea obtener placer pero el inconsciente busca el placer
sin ningún tipo de censura, sin atender a lo que exige la realidad. Como en el inconsciente no existe ningún tipo de censura moral, los
impulsos tienden a expresarse y a buscar su satisfacción de un modo directo,
inmediato, sin preocuparse de los resultados que puedan derivarse de tal o cual
acción. Este es el modo natural de actuar del inconsciente, y por esta razón,
nadie ha de perturbarse por el hecho de que sienta en su interior impulsos y
tendencias muy primitivas o inmorales. Ej.: Llevo adelante cualquier deseo
placentero, como decidir ir a una fiesta a la que en realidad no deseo ir y
olvidarme completamente el día del evento.
v Lenguaje simbólico: El inconsciente no
utiliza el lenguaje verbal en la representación de sus contenidos, sino que usa
un lenguaje más primitivo, el de los símbolos. Esto se aprecia con mayor claridad
en los sueños, en los que en efecto, vemos cómo los impulsos y sentimientos
vienen representados por imágenes adecuadas, es por ello que cuando el
inconsciente expresa algo, hay que interpretar. Ej.: La agresividad instintiva puede
adoptar la forma de un animal salvaje que nos amenaza y el optimismo ante la
vida puede aparecer representado por un hermoso paisaje.
v Proceso primario: En el inconsciente la energía
se encuentra libre (al contrario de la conciencia) y esto permite que se pase
de una representación a otra de forma muy fácil y sin un orden establecido, lo
cual se logra mediante los mecanismos de desplazamiento
y condensación (que serán explicados
más adelante).
Elaboración onírica:
Como consecuencia de la
represión (la cual está presente en el sueño pero en menor medida que en la
vigilia) el individuo no puede soñar explícitamente con aquello que realmente
le interesa, sino que lo enmascara. Es por ello que en la vida onírica, se
presenta un sueño construido a partir del auténtico sentido del sueño. Pues
bien, a la historia soñada, al relato se le denomina contenido manifiesto
y al significado reprimido de dicha historia contenido latente.
Los mecanismos más importantes de elaboración onírica son:
ü Desplazamiento: Hace que se traslade el
significado desde lo central del sueño hacia lugares accesorios del mismo,
ocultando de alguna manera el contenido onírico frente al soñador. Ej.: Durante
el día peleo con mi hermano y luego durante sueño lo desplazo hacia mi amigo.
ü Condensación: Las ideas o elementos del
contenido latente se reúnen en una sola imagen o representación del contenido
manifiesto del sueño. La condensación, de esta manera, consiste en la
concentración de varios significados en un solo símbolo, así la persona soñada
puede representar a varias personas de la vida real del individuo. Ej.: Sueño
con mi madre, pero tiene puesta la ropa de mi mejor amiga y los mismos gestos y
forma de hablar que mi profesora de piano.
ü Simbolización: Consiste en expresar los
materiales reprimidos a través de símbolos, lo cual hace que la tarea del
analista en este sentido sea una tarea de interpretación: el analista tiene que
pasar del nivel simbólico (situado en el nivel del contenido manifiesto) al
nivel del significado real (situado en el nivel del contenido latente).
ü Dramatización: En el sueño se presenta
un conflicto o deseo del sujeto en la forma de una historia más o menos
completa. El sueño convierte una realidad estática en una realidad en la que
intervienen diversos personajes y desarrollan un tema.
Ø
El Preconsciente – Es el sistema situado
entre el inconsciente y el consciente, separándole de aquél, la censura. Está conformado por aquellos
sentimientos, pensamientos, fantasías etc. que no están presentes en la
conciencia, pero que pueden hacerse presentes en cualquier momento sin tener
que vencer gran resistencia para ello. Cuando, por ejemplo, decimos: “Lo tengo
en la punta de la lengua” casi siempre estamos haciendo referencia, sin
saberlo, a algo que se encuentra representado en nuestro preconsciente.
El preconsciente funciona con las leyes de la lógica y se caracteriza por
la elaboración de una sucesión cronológica en las representaciones, por la
introducción del factor causal (sucesión entre fenómenos) y por la represión de
lagunas existentes entre ideas aisladas.
Ø
El Consciente – Este sistema es el que
nos permite relacionarnos con la realidad de forma directa a través de todo lo
que percibimos. Las representaciones conscientes son todo lo que registramos,
ya sea fuera de nosotros (aquello que vemos, que escuchamos, que hacemos, etc.)
como también lo que ocurre dentro de nosotros (aquello que recordamos,
deseamos, sentimos, etc.). De esta manera, la conciencia está asociada a la
percepción y cumple una función selectiva, recibiendo y filtrando los estímulos
provenientes tanto del mundo exterior como del interior.
Segunda Tópica
En 1923, Freud expone su segunda
hipótesis estructural acerca del psiquismo, en la cual presenta también tres
instancias, a saber:
Ø El Ello – Constituye el polo
pulsional de la personalidad. Contiene las pulsiones[3]
inconscientes, en parte innatas y en parte reprimidas (Ej.: Un bebé no reconoce
normas, simplemente satisface sus deseos). Las pulsiones instintivas se conocen
como libido, a través de la cual se
expresa la conformación psicosexual del sujeto. Freud no se refiere exactamente
a la sexualidad biológica, sino a todo el conjunto de contenidos y conductas
afectivas del ser humano, básicas para la construcción social, comenzando por
la infancia. El Ello, es totalmente inconsciente.
Ø El
Súper-Yo – Se forma por la interiorización de las exigencias y
prohibiciones parentales. Su tarea es comparable a la de un juez respecto al
Yo. Son funciones del Súper-Yo la conciencia moral, la autoconservación y la
formación de ideales (se adoptan a medida que el niño se desarrolla). El
Súper-Yo es el asiento de los valores, la discriminación entre lo que está bien
y lo que está mal, es por ende, una instancia netamente cultural.
Ø
El Yo – El núcleo del yo se asocia al sistema
de percepción, conciencia y control motor, por lo cual, éste debe posponer la
satisfacción de las pulsiones del Ello. Para defenderse crea mecanismos
psíquicos de defensa (represión, proyección, etc.), ateniéndose al principio de
realidad trata de ajustar las pulsiones del Ello a las exigencias del Súper-Yo
(impulsos y deseos con normas morales). Durante los primeros años de vida, El
Ello y el Yo están muy unidos. Freud descubrió que el Yo tiene lugar en los
tres sistemas (inconsciente, preconsciente y consciente). Según el “Diccionario de Psicoanálisis” de
Laplanche y Pontalis el Yo “se encentra
en una relación de dependencia, tanto respecto a las reivindicaciones del Ello
como a los imperativos del Súper-Yo y a las exigencias de la realidad.”
El
Yo, si bien es una instancia que se exhibe como mediadora, es representante de
los intereses de la totalidad de la persona.
[1] La fisiología es
la ciencia que estudia las funciones de los seres multicelulares vivos.
[2] El Dr. Chertok
desarrolla su actividad como psiquiatra y psicoterapeuta en la ciudad de
Montevideo.
[3] Pulsión
epistemofílica: “Proceso postulado por
Freud para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan
relación con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la
pulsión sexual. Se dice que la pulsión se sublima, en la medida en que es
derivada hacia un nuevo fin, no sexual y apunta hacia objetos socialmente
valorados.”; “Diccionario de
Psicoanálisis” de Laplanche y Pontalis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario