Profesora: Antonella Mármol Vila.
Asignatura: Filosofía.
Curso: 2º B.D.
– Manifiesto de
la concepción científica del mundo: el
Círculo de
Viena –
II. La concepción
científica del mundo
“La
concepción científica del mundo no se caracteriza tanto por sus tesis propias,
como más bien por su posición básica,
los puntos de vista, la dirección de la investigación.
Como
objetivo se propone la ciencia unificada. El esfuerzo es aunar y armonizar los
logros de los investigadores individuales en los distintos ámbitos de la
ciencia. De esa aspiración se sigue el énfasis en el trabajo colectivo, de allí
también la acentuación de lo aprehensible intersubjetivamente; de allí surge la
búsqueda de un sistema de fórmulas neutral, de un simbolismo liberado de la
escoria de los lenguajes históricamente dados; y de allí también, la búsqueda
de un sistema total de conceptos. Se persiguen la limpieza y la claridad,
rechazando las distancias oscuras y las profundidades inescrutables. En la
ciencia no hay "'profundidades", hay superficie en todas partes: todo
lo experimentable forma una red complicada no siempre aprehensible en su
totalidad, sino que a menudo sólo comprensible por partes. Todo es accesible al
hombre y el hombre es la medida de todas las cosas. Aquí se muestra afinidad
con los Sofistas no con los Platónicos, con los Epicúreos no con los
Pitagóricos, con todos aquellos que aceptan el ser terrenal y el aquí y el
ahora. Para la concepción científica del mundo no hay enigmas insolubles. La clarificación
de los problemas filosóficos tradicionales nos conduce, en parte, a
desenmascararlos como pseudo-problemas y, en parte, a transformarlos en
problemas empíricos y de allí a
someterlos al juicio de la ciencia de la experiencia. En esta
clarificación de problemas y enunciados consiste la tarea del trabajo
filosófico y no en el planteamiento de
enunciados "filosóficos" propios. El método es el del análisis lógico,
de él dice Russell: "se originó lentamente en conexión con las
investigaciones críticas de los matemáticos. Según mi opinión radica aquí un
progreso similar al que produjera Galileo en la física: resultados individuales comprobables sustituyen a
afirmaciones incomprobables sobre la totalidad, susceptibles de ser obtenidas
sólo mediante la fuerza de la imaginación".
Este
método del análisis lógico es lo que distingue a los nuevos empirismos y
positivismos de los anteriores, que estaban más orientados
biológico-psicológicamente.
Si
alguien afirma "no hay un Dios", "el fundamento primario del
mundo es lo inconsciente", "hay una entelequia como principio rector
en el organismo vivo", no le decimos "lo que Ud. dice es falso",
sino que le preguntamos: "¿qué quieres decir con tus enunciados?". Y entonces se muestra que
hay una demarcación precisa entre dos tipos de enunciados. A uno de estos tipos
pertenecen los enunciados que son hechos por las ciencias empíricas, su sentido
se determina mediante el análisis lógico, más precisamente: mediante una reducción
a los enunciados más simples sobre lo dado empíricamente. Los otros enunciados,
a los cuales pertenecen aquellos mencionados anteriormente, se revelan a sí
mismos como completamente vacíos de significado si uno los toma de la manera como los piensa el metafísico. Por supuesto
que se puede a menudo reinterpretarlos como enunciados empíricos, pero en ese
caso ellos pierden el contenido emotivo que es generalmente esencial para el
metafísico. El metafísico y el teólogo creen, erróneamente, afirmar algo con sus
oraciones, representar un estado de cosas. Sin embargo, el análisis muestra que
estas oraciones no dicen nada, sino que sólo son expresión de cierto
sentimiento sobre la vida. La expresión de tal sentimiento seguramente puede
ser una tarea importante en la vida.
Pero
el medio adecuado de expresión para ello es el arte (…) Si un metafísico o un
teólogo desea retener el ropaje habitual del lenguaje, entonces él mismo debe
darse cuenta y reconocer claramente que no proporciona ninguna representación,
sino una expresión, no proporciona teoría ni comunica un conocimiento, sino poesía
o mito. Si un místico afirma tener experiencias que están sobre o más allá de
todos los conceptos, esto no se lo puede discutir. Pero él no puede hablar
sobre ello; pues hablar significa capturar en conceptos, reducirlo a hechos
científicos integrables.
De
parte de la concepción científica del mundo se rechaza la filosofía metafísica.
(…) En las teorías metafísicas, e incluso en los planteamientos mismos de las
preguntas, se dan dos errores lógicos básicos: una vinculación demasiado
estrecha con la forma de los lenguajes tradicionales y una confusión sobre el
rendimiento lógico del pensamiento.
El
lenguaje ordinario, por ejemplo, utiliza el mismo tipo de palabra, el
sustantivo, tanto para cosas ("manzana") como para propiedades
("dureza"), relaciones ("amistad") y procesos
('"sueño"), a través de lo cual conduce erróneamente a una concepción
"cosista" de los conceptos funcionales (…)
El
segundo error básico de la metafísica consiste en la concepción de que el
pensar puede llegarnos a conocimientos por sí mismo sin utilización de algún
material de la experiencia, o bien al menos puede llegar a nuevos contenidos a
partir de un estado de cosas dado. Pero la investigación lógica lleva al
resultado de que toda inferencia no consiste en ninguna otra cosa que el paso
unas oraciones a otras, que no contienen nada que no haya estado ya en aquéllas.
No es por lo tanto posible desarrollar una metafísica a partir del pensar puro.
De
esta manera, a través del análisis lógico, se supera no sólo a la metafísica en
el sentido propio, clásico del término (…) sino también a la metafísica
escondida del apriorismo kantiano y moderno. La concepción científica del mundo
no reconoce ningún conocimiento incondicionalmente válido derivando de la razón
pura ni ningún "juicio sintético a priori" como los que se encuentran
en la base de la epistemología kantiana y aún más de toda ontología y
metafísica pre y post-kantiana. (…)
La
concepción científica del mundo sólo reconoce oraciones de la experiencia sobre
objetos de todo tipo, y oraciones analíticas de la lógica y de la matemática.
(…)
La
intuición, que es especialmente enfatizada por los metafísicos como fuente de conocimiento,
no es rechazada como tal por la concepción científica del mundo. Sin embargo,
se aspira a, y exige de, todo conocimiento intuitivo, una posterior
justificación racional, paso a paso. Al que busca le están permitidos todos los
medios; lo encontrado, sin embargo, debe resistir la contrastación. (…)
Hemos
caracterizado la concepción científica del mundo en lo fundamental mediante dos
rasgos. Primero, es empirista y positivista: hay sólo conocimiento de la
experiencia que se basa en lo dado inmediatamente. Con esto se establece la
demarcación del contenido científico legítimo. Segundo, la concepción
científica del mundo se distingue por la aplicación de un método determinado, a
saber, el del análisis lógico. La aspiración del trabajo científico radica en
alcanzar el objetivo de la ciencia unificada por medio de la aplicación de ese
análisis lógico al material empírico. Debido a que el significado de todo
enunciado científico debe ser establecido por la reducción a un enunciado sobre
lo dado, de igual modo, el significado de todo concepto, sin importar a qué
rama de la ciencia pertenezca, debe ser determinado por una reducción paso a
paso a otros conceptos, hasta llegar a los conceptos de nivel más bajo que se
refieren a lo dado. Si tal análisis fuera llevado a cabo para todos los
conceptos, serían de este modo ordenados en un sistema de reducción, un
"'sistema de constitución". (…)
Con
la demostración y el señalamiento de la forma del sistema total de los
conceptos, se reconoce al mismo tiempo la referencia de todos los enunciados a
lo dado y, con ello, la forma de construcción de la ciencia unificada.
En
la descripción científica sólo puede ingresar la estructura (forma de orden) de
los objetos, no su "esencia". Lo que une a los hombres en el lenguaje
son fórmulas de estructura; en ellas se representa, por sí mismo, el contenido
del conocimiento que es común a los hombres. Las cualidades experimentadas
subjetivamente (lo rojo, el placer) son, como tales, sólo vivencias, no
conocimiento; en la óptica física sólo ingresa lo que es básicamente
comprensible también para el ciego.”
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